miércoles, 2 de octubre de 2013

Madrid-Segovia (Blandengues in the Secarral)


Empecemos esta aventura, la Madrid-Segovia (101.8km), en el km 70. Un paisano de Madrid, muy majo y conocedor de la zona, boquiabierto. No daba crédito de la comida y sobremesa del día anterior a la carrera. Comida-homenaje, cerveza, botella de vino para dos y gin-tonic. "¿En serio? ¿Vino? ¿Gin-tonics?..."

El hombre estaba estupefacto por el par de "gelipoyas" (como decimos los japos de Corredores Solitarios) pero incluso se animó a acompañarnos y hacernos alguna foto. Se nota que la compañía era agradable jajaja.

Pues sí, así han sido, son y serán los viajes "deportivos". Una excusa para ir con familia y/o amigos y pasarlo bien. Podemos ganar, pero no nos apetece jijijijijiiiii.

Al grano. Preparamos cinturón de doble bidón con todo lo que se puede meter dentro. Desde kleanex hasta frutos secos, pasando por geles y lo que más llamaba la atención a la gente en los avituallamientos: el aparataje de mi compi Vicente: un arsenal típico de diabético. ¡¡¡Ole sus huevos!!!

En la salida con Mr. Bouet

El arco que reúne a mil personas está junto a las famosas torres Kio. Pienso en las horas robadas a la familia por todos nosotros (menos por el sacrificio de entrenar de noche), en horas de sueño quitadas, en el calor que se pasa entrenando en verano en Alicante, tanto sacrificio allí junto... Aunque comento a Vicente que quizá sea de los que menos entrenamos, me juego lo que haga falta, de toda la tropa allí presente.

Salida: a soltarlo todoooooo

En la salida nos dio la sorpresa Samuel el "bouet" y nos acompañó unos km, aunque estaba reventado de hacer La Sagra. La salida, como siempre, es un subidón de adrenalina y caguitis a partes iguales.


Qué contento corre uno por el secarral las primeras horas 

Yo me lo tomé con calma, pero Vicente es ansia viva y salimos "rápidito". Me llego a plantear si el cabronazo éste me va a reventar.

Mandando un recado a los valientes de la Ultra de Lagos jejeje

Es un contínuo sube baja pero con suaves pendientes, salvo pequeñísimos tramos que aún hacemos corriendo. Sabemos que es una estupidez perder fuerzas que luego vamos a necesitar, pero en esos momentos lo haces y ya no hay vuelta atrás. Ya andaremos...

Demasiado "rápido" para una carrera así, 2h52min al salir de Colmenar Viejo

Estos carteles de los avituallamientos no sabes cómo tomarlos. Si mirar el camino recorrido y saber que cada paso es un metro menos, o preocuparte del posible estallido físico al ver que la nube que nos había acompañado quitando parcialmente el sol se iba quedando atrás. Al final lo que importa en este tipo de carreras es saber los km que quedan hasta el siguiente puesto para recargar agua y comer en la medida de lo posible. Los mini-objetivos, ese nombre que uso yo le hace gracia al mutxameler.

La carrera es sencilla de plantear. Bueno, este tipo de carreras con desnivel pero no tanto (+2100 en 102km) como las de montaña, ni mucho menos. Correr al principio de una manera lenta pero segura. A las 3 ó 4 horas se trata de trotar en llano y bajadas y andar en las subidas. Al final, lo que se pueda, pero intentando no parar.

 Kilómetros previos a la primera crisis (km43), ahí todo bien aún

Vicente ya ve lo que se nos viene encima y ya comenta que no corramos ni una puñetera subida. ¡Pues claro! Es inevitable. Temperaturas de más de 30ºC, ni una p.sombra hasta el km 65 aproximadamente, ambiente bonito para puros corredores pero secarral al fin y al cabo. Y viene el km 40 y uffff. Nos da por pensar lo mismo. Las piernas cargaditas ya, a mí me empieza a doler la planta del pie derecho pero no quiero parar de correr cuando el terreno es favorable.

Bajadita en lo más duro en cuanto a coco de la prueba

Y es en esos kilómetros cuando empezamos ya a ver verdaderos cadáveres tirados en el camino, bajadas de tensión, calambres impresionantes, gente deshidratada... ¡Ojo!, que nos puede pasar a todos, pero vi gente con un PUTO BOTELLÍN de agua que iban rellenando, por poner un ejemplo. Y oye, contagia. porque ves te has comido 45km pero te quedan 57. Ves que vas bien, pero cargado. Vicente con buen aspecto, pero con amenaza de calambres en los isquios. Todo suma. Lo negativo, también.

A mitad de carrera le veo mala cara a Vicente, pero no le digo nada. Simplemente andamos un poco más de lo pensado, le dejo la iniciativa porque igual llevo yo la misma cara, pero XÉ XÉ XÉ a él no lo veo igual que antes. Ahora sí que estamos en pleno paisaje del Oeste, faltan los esqueletos. Bueno, haberlos los hay pero con gorra y mochila. Brutal como nos da el sol. Indescriptible.

A pleno sol

Entre Mataelpino (km50) y La Barranca (km58) asistimos a un espectáculo de gente quejándose de todo tipo de dolencias. Ya hay muchísimos walking dead por el camino y el sol ya da prácticamente de frente, así que la sensación es de cocido madrileño. No sé si lo imaginé, pero podría jurar que vimos unas chicharras pidiéndonos agua y un lagarto con un ron-cola. En La Barranca vemos dos de los múltiples habitantes de esta aventura a los que presagiamos su pronta evacuación debido no a su aspecto físico, sino a su rigor mortis.

Vicente está, como imaginaba, muy jodido. Prueba de azúcar bien, pero no como a él le gustaría. Se pone tibio a comer sin ganas y dos vasos de Nestea. "Salva" la carrera con conocimiento, ¡¡muy bien!!. Teníamos una especie de objetivo, por llamarlo de una manera, de hacer unas 14 horas. Hasta ahí parecía posible, pero las lógicas paradas de más para recuperar nuestros achaques alejan esa cifra y... nos partimos de risa porque nos da lo mismo. Es que nos la resbala xéeeeeee.

Total, que ya paso de fotos y ostias en vinagre. Ya solo me preocupa mi planta del pie derecho y la recuperación de mi amigo. Resucita y marcamos un ritmo cansino hasta Cercedilla. Se supone que son 6 ó 7km de bajada: já. No, espera, jáaaaaaaaaa. Y una mieeeeeerdaaaaaa. Es un sube baja contínuo a treinta y pico grados con el sol picando.

Encima, los típicos imbéciles a los que preguntás ¿CUAN-TO-HAS-TA-EL-A-VI-TU-A-LLA-MIEN-TO? Te engañan. No sé por qué, pero en todas las carreras te engañan. ¿Por qué? Pues será el género humano o el gen TC (tontolculo). Nos marcan 300 metros a Cercedilla y yo le digo en plan broma "Fijo que es km y medio". Más de un km después, y llegando, nos llama el hermano de Vicente, NACHETEEEEEEE. Más agusto que un arbusto en una boda, poniéndose cocido mientras nosotros nos cocíamos de otra forma. Qué alegría la llamada, xéeeeeeeee.


Quitando la camiseta y calcetines que irían al contenedor. Espalda de pianista jaajajajajaaja

Medio plato de arroz (qué rarooooo que me entre), a la basura la camiseta y calcetines (literal), ponemos la camiseta "oficial" y lo tomamos con calma. Pasarían unos 20 minutos, aunque es difícil de saber.

Con las camisetas limpitas saliendo de Cercedilla

De repente, se me va el dolor del pie y tengo unas ganas de correr dignas de un GE-LI-PO-YAS. Ya me pasó en los 101 de Ronda a esas alturas. Nos esperan unos 15km de contínua subida y yo quiero CORRRREEEERRRRR. Pero hay que andar y lo sabemos.

Celebrando la sombra y la vegetación.Yeeeeeeaaaaaaaaaah.

Bastante asfalto y pista y una gran subida, ahora sí con un buen desnivel, y nos pasa una tía un poco chulita diciendo si íbamos a andar todo el rato. Grrrrrrr. Pues sí, vamos a andar jajajajjaaa.

Oh! y agua fresquita de vez en cuando...

Le cogemos el rollito a un grupo (el comentado al principio) y convencemos al pobre hombre de que suba hasta un mirador que hay fuera del camino. Ale! a subir escaleras jaajajaa. Las vistas, espectaculares. Y el hombre, muy majo, encantado de seguir con nosotros y viceversa.

Mirador de Vicente Aleixandre

Vemos un camino amurallado a lo lejos y nos tememos lo peor. Sí, hay que subirlo. Se hace ameno andando rápido y ya por la sombre.

Veeeenga una paraeta, que somos blandenges

Ahora surge la "pelea" entre los dos. Unos 21km de bajada y meta. Yo quiero correr porque no me duele la planta del pie tanto como andando y Vicente quiere andar porque ESTÁ HASTA LOS COJONES DE CORRER ya que en montaña pura y dura no se corre (trota) tanto tiempo como aquí y está saturado y con razón. Está bien físicamente, dentro de lo que bien significa en el km 79.

Yo empiezo a trotar a traición de vez en cuando y un grupete nos sigue. Fue una pasada y una sorpresa. Yo trotaba y me seguía Vicente: ellos trotaban. Vicente decía en tal sitio nos paramos a andar y yo paraba: ellos andaban con nosotros. Fuimos guía de un grupete durante unos 11km y fue muy divertido hablar con tanto experto compañero.

Último avituallamiento y 11km a meta. Nos metemos en un finca con toros sueltos y uno se nos clava en el camino haciendo un mugido amenazante. Yo me enfrento a él, saco el capote y la gente me aplaude. Bueno, no.

En realidad, me cago vivo y le digo a Vicente que me doy la vuelta y subo la montaña si hace falta pero que el bicho no para de mirarnos. Se descojona, se agacha y al grito de "bichooooooooooo" le arrea con una piedra y el toro sale corriendo. El muy cabrón se parte de verme mirando a todos los lados. De la montañita de arriba bajan dos toros bastante rápidos a nuestro encuentro (en realidad al camino) y por fin encontramos la puerta de salida.

Me parto yo solo recordando la salida por Finestrat-Sella cuando nos persiguió por la noche una burra a Pablo y su hermano, Santi, Vicente y a mí. Nos dio por correr como bobos como si la burra fuera un leopardo ambriento. Y me río pensando que debo ser el único imbécil que se asusta de ver vacas y toros de este tipo, acostumbrados a la gente y que van a su bola.

El ritmo ya es cansino y Vicente empieza a blabla bla blabla blabla que si por él hemos retrasado una hora la llegada que si nosequé y yo le digo que si se cree que yo voy como una rosa, no te jode. A falta de un par de km trotamos y Vicente pone un ritmo de la leche. Será cabrón!!! Km 100!!!

La llegada es interminable y faltan algunas balizas al final, pero por la ciudad ya es la leche. No se acaba nunca. Le digo a mi compi que seguro que voy a vomitar en meta porque yo soy asín. Llegamos en olor de multitudes los primeros a meta (sin contar 204 atletas que ya habían llegado pero que hicieron trampa entrenando mucho) y Vicente se empeña en hacer una foto. En dicha foto estoy yo hablando entre dientes "déjame cabronazo que voy a vomitar". Y, en efecto, aseo portatil a 5 metros de meta y dejo allí el arrocito aaaaaggghhh.

Duchita y una puñetera hora esperando a que se llene el autobús dirección Madrid, donde teníamos el hotel. Nos enteramos que entramos aprox. en 15h20 en el puesto 205 de los 1000 participantes, lo cual es una vergüenza. Nuestro objetivo era entrar el 204.

En meta diciendo "entre dientes" a Vicente que me iba a vomitarrrr


En estos días posteriores se ha recuperado mejor Vicente que yo, a causa del dolor en el exterior de la planta derecha. Dicen que es por correr 101,8km pero yo creo que es un enfriamiento por levantarme a mear todas las noches descalzo a las 4am jajajajajajaja.

Ahora a recuperar, llevo dos trotecillos de poco más de media hora y voy a la Botamarges, hasta que el cuerpo aguante. No sé si podré con los 63km, aquello sí es montaña (+3000), dos semanas después de esta bendita locura de experiencia con mi gran amigo. Y lo haré:

Con cabeza. ¿Tengo cabeza?



Juankir

1 comentario:

Nacho Bernabeu dijo...

Enfermos =)